APRENDER A VIVIR Y APRENDER A MORIR


El ser humano siempre ha ansiado la inmortalidad, pero se nos olvida que morimos a cada instante, nacer es comenzar a morir, la energía que mueve el cuerpo se retira cuando éste ya no puede seguir adelante y tiene que desprenderse de él.

La muerte se teme porque es el fin de lo conocido y tenemos que decir adios a todo, es imprevisible y totalmente segura, el acto de suprema soledad. Recordar esto favorece nuestro crecimiento interior y nos hace el vivir el aquí y ahora, lo único que poseemos.

Si consideramos que todo pasa y aprendemos tanto a  coger  como a soltar nos acercaremos a la muerte con la actitud adecuada.

Vivimos cada instante como el último y si no lo es pues mucho mejor.

Hemos de prepararnos para vivir bien y morir bien. Cuando el cuerpo esté hecho una calamidad es preferible dejarlo.

¿Cómo puede morir bien alguien que no ha aprendido a desprenderse de todo? Estamos agarrados a las cosas compulsivamente.

        Tendemos a magnificar lo trivial y a trivializar lo esencial.

A mayor sabiduría, mayor desprendimiento. La actitud correcta ante las circunstancias adversas nos hace madurar y resolver conflictos adecuadamente. Aunque las experiencias sean negativas y los momentos  difíciles si podemos tener un espacio interior de paz y equilibrio no nos hundiremos e incluso creceremos.

La experiencia de la vida por sí misma sin la luz de la consciencia no nos hace progresar. Si no usamos todas las experiencias para nuestro crecimiento interior a medida que la vida vaya pasando nos sentiremos cada vez mas tristes y amargados. Si envejeces sin crecer interiormente el bienestar no llega con el paso de los años, al revés, ante la pérdida de energías vitales aparecerán la angustia, el miedo, el desencanto y la insatisfacción.

La vida es un gran maestro. No se trata de lo que la vida hace con nosotros sino de lo que nosotros hacemos con la vida. Tu existencia es un instrumento de desarrollo, un laboratorio de crecimiento. No tenemos mucho control sobre la vida exterior pero sí lo tenemos sobre nuestra vida interior.

Hay que mirar dentro para entender lo de fuera. Aprender a vivir es aprender a conocerse. Hay que madurar no sólo envejecer, vivir la vida y no dejar que la existencia nos devore, saber fluir...

Sufrir por las cosas cuando todo acaba perdiéndose es inútil, tener odio a alguien equivale a tener sufrimiento por alguien que no merece nuestro sufrimiento.

No podemos agregar sufrimiento al sufrimiento y si no aceptamos lo que ES así sucederá.

Todo sirve para nuestra madurez y para practicar la paciencia y el autocontrol.

Hay que cultivar el desapego y la generosidad, aprender de todo y  de todos. Nuestra primera prioridad debería ser la paz y tranquilidad de la mente, todo lo que la perturbe no merece la pena.

El cerebro se mantiene  joven y lúcido más tiempo que el cuerpo, éste envejece antes pero no hay que estar pensando todo el tiempo sólo cuando es necesario, si no lo es nos quedamos en la percepción: Los olores, lo que vemos, tocamos u oímos. Cuando pensamos comienza la aprobación y desaprobación o vamos al pasado y a los problemas. 

Dejar de pensar y fluir con las circunstancias sin generar fricción renueva la mente.

Deja de estar centrado en el pasado, si no repites psicológicamente la vida ya vivida. El pasado es un sueño, el futuro un espejismo y el presente una nube que pasa como dijo Buda.

Cuando en la superficie de la mente hay mucho ruido es porque hay pensamientos que producen sufrimiento, recordamos repetidamente nuestros errores y heridas, así no podemos dar una respuesta fresca a las situaciones.

El desarrollo de la consciencia necesita del entrenamiento en la atención. Para ello intenta estar concentrado en lo que estás haciendo.

La solución a nuestros problemas no está fuera sino dentro del problema es decir, dentro de nosotros ya que los problemas los crea la mente, lo que hay fuera es sólo un conjunto de circunstancias.

La mente no entrenada añade dificultad a las dificultades y
sufrimiento a los sufrimientos
.

Si recordamos que morimos y vivimos  a cada instante la mente alcanzará la paz.

Normalmente no valoramos lo que tenemos sino lo que perdemos y el arte de vivir no es tanto valorar lo que no se tiene como apreciar lo que se posee.

La mente descontrolada tiene pensamientos descontrolados que dan sufrimiento ya que los pensamientos van por un lado y la vida por otro. La mente alerta está libre de ensoñaciones y fantasías.

Cuando los pensamientos son de deseo, aversión o miedo la mente está descontrolada. Cuando los pensamientos tienen en cuenta las tres características de la existencia ( Que todo es  impermanente, carece de existencia propia ya que depende de otras cosas y a la larga produce insatisfacción ) la mente está sana y equilibrada.

    Hoy es un buen día para morir pero también es bueno para vivir.

Si la mente no se ilumina o libera, enferma. La salud mental es bienestar, equilibrio y ecuanimidad. La vida es difícil pero  el ser humano la hace aún más difícil.

Hay que aprender a vivir la vida tal como es : Una alternancia de buenos momentos y momentos desgraciados.

Dentro de ti existe el sendero al paraíso interior y el sendero hacia el infierno interior.... tú eliges.


RAMIRO CALLE

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