SANTOKA TANEDA : Monje zen y poeta

La sabiduría nos lleva a la pobreza, todo lo que sacia al hombre es la pobreza, esta llegará cuando el vacío de uno mismo sea verdadero.

El que se busca anda ebrio de pérdidas.
El que se busca se sacia de su necesidad.
El que se busca se alimenta de la nada.
El que se busca no tiene adonde ir.
El que se busca se olvida de sus huellas.
El que se busca no volverá por sus pertenencias.

Mantenerse en el presente parece ser el destino del que se busca: El estado de presencia. Lo que sucede, sólo sucede ahora.
El que se busca ha sido invitado al ahora.
El que se busca santifica el instante.
El que se busca considera el presente como un sublime estado de aventura.

El alma extrae de las formas lo que estaba oculto tras ellas, pero lo que se muestra en la superficie es tan sagrado como lo que se oculta en lo profundo.

El que se busca se deja iluminar por la sombra.

El mundo interior se hace cargo del paisaje y es imposible saber si se va o se viene.
LLego al corazón mágico de la realidad. el tiempo es abolido en su presencia.

El que se busca desciende a lo más alto.
El que se busca se postra ante el azar.


La primavera esconde el elixir de la floración y la amenaza del aguacero. su perfección consiste en la pureza de su indiferenciación.

La estructura de lo que existe fluye en multitud de formas, se divide, reúne, renace hasta la muerte, se encarna, desaparece. Con el paso del tiempo el cuerpo obedece y es conducido hacia la madre, patria al fin, inminencia de toda transformación.

El que se busca se olvida de sus huellas.
El que se busca descansa en el olvido.

La esperaba desde niño, la esperaba como abriéndose a si mismo, pero ella al fin en su humilde majestad apareció allí como algo inesperado, como una súbita pasión que te abraza sin darte tiempo para decidir. A veces en el amor pasa lo mismo.

El que se busca no sufre compañía.
El que se busca no deja de pasar.

La muerte es la autenticidad definitiva porque hace imposible al hombre ninguna experiencia posterior.
Sólo voy a morir una vez, como sólo he vivido una vez cada instante de mi vida.                 
                          LA MUERTE ES SOLO UN INSTANTE

La vida se hizo mundo, algo que late bajo el cielo, algo que brota y se deshace. La vida después pensó en si misma. Se hizo conciencia y contempló el mundo como algo ajeno. El mundo no mira al hombre como algo ajeno.

El que se busca no pone nombre a ninguna cosa.






No hay más que esta senda
camino en soledad.

Mi única identidad:
El hecho de estar viajando.

En el agua hay un reflejo
es alguien que va de viaje...

Cuando en la mente no hay ruido
se escucha la realidad.

Ha transcurrido un año
el ciclo se renueva
sigo andando...

El que ha roto su espejo
contempla un rostro sagrado.

Cae la lluvia
y como tal me moja.
Ando expuesto.

Calado hasta el tuétano
ya me puedo quitar
el sombrero de bambú...

Cuando no hay que comer,
el frescor del agua.

Las cosas no existen
cuando mi corazón no las anhela.

Se alimenta de luz
el cuerpo del espíritu.

El mundo:
Un pueblo de náufragos.

Cuando me sitúo
en el presente,
el Universo ocurre.

Todo parece obedecer
a su tiempo
y acude al horizonte.

Ha envejecido
hasta el sonido
de las gotas de lluvia.

La vida es el largo puente
que nunca volveré a cruzar.
Viento de eternidad.
La muerte tiene sólo
un puente de ida.

Entre las tumbas
brota la hierba
que no cesa de anunciar.

Acuciado por la muerte
que bien sabe el agua.



Resbalo y caigo.
Todo en la montaña
sigue su curso...





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