Tu sistema nervioso hace circular la información igual que tu corazón hace circular la sangre. Toda esa información es lo que definimos como mente,
Hay tres estrategias que evolucionaron para ayudar a los animales, nosotros incluidos, a pasar sus genes:
* Crear una frontera entre sí mismo y el mundo. Yo (ego)- el otro.
* Lograr la estabilidad en el cambio, para mantener el equilibrio.
* Buscar el placer y evitar el dolor.
El cerebro evolucionó para ayudarte a sobrevivir, pero sus tres estrategias primarias de supervivencia también te hacen sufrir. Estas estrategias funcionan muy bien para asegurar la supervivencia, pero acarrean sufrimiento.
Tu cerebro atribuye un tono sentimental —agradable, desagradable o neutral— a tus experiencias, así que te acercas a lo agradable, rehuyes lo desagradable y eresindiferente a lo que es neutral.
Cuando los sistemas del interior de tu cuerpo, mente y cerebro se desequilibran, tu cerebro produce señales de amenaza incómodas. Como todo cambia continuamente, estas señales llegan continuamente.
Sólo los humanos nos preocupamos por el futuro, lamentamos el pasado y nos culpamos por el presente. Nos sentimos frustrados cuando no podemos tener lo que queremos, y decepcionados cuando acaba lo que nos gusta. Sufrimos porque sufrimos. Nos molesta el dolor, nos sentimos enfadados por la muerte, tristes por despertar tristes otro día. Esta clase de sufrimiento, que abarca la mayor parte de nuestra infelicidad e insatisfacción, es construido por la mente.
Tu cerebro está construido más para evitar que para aproximarse. Esto es así porque son las experiencias negativas, no las positivas, las que en general han tenido más impacto en la supervivencia.
Los sucesos negativos tienen más impacto que los positivos, por ejemplo, es fácil adquirir un sentido de inutilidad aprendida tras unos cuantos fallos, pero difícil revertir ese sentido, incluso con muchos éxitos . Aún cuando has desaprendido una experiencia negativa, deja un rastro en tu cerebro. Cuando se marca un suceso como negativo, el hipocampo se asegura de que se guarde cuidadosamente para referencias futuras.
Cuando el cerebro no está pensando algo en concreto se activa lo que se llama la red neuronal por defecto, el cerebro va vagabundeando por las experiencias y recuerdos. Esta consciencia básica está acompañada a menudo por un sentimiento de fondo de ansiedad que te mantiene alerta porque el cerebro sigue explorando para asegurarse de que no hay problemas, destaca las pérdidas y los fallos pasados, minimiza las habilidades presentes y exagera los obstáculos del futuro.
Mucho de lo que ves ahí afuera en realidad está fabricado aquí adentro por tu cerebro. Solo una pequeña parte de la información llega directamente del mundo exterior, el resto sale de los módulos procesadores de percepción y almacenes de memoria internos. Tu cerebro simula el mundo: Todos vivimos en una realidad virtual.
En ese simulador continuamente están pasando películas. . Este pasar películas de sucesos pasados ayudó a la supervivencia de nuestros ancestros, porque reforzaba el aprendizaje de conductas exitosas al repetir los comportamientos exitosos. Pasar la película de sucesos futuros también ayudaba a la supervivencia, porque permitía comparar resultados posibles para elegir el mejor enfoque y preparar el mejor comportamiento.
Eliminar las causas del sufrimiento, sentirse uno con todas las cosas, fluír con el momento cambiante y no emocionarse por lo agradable ni por lo desagradable va contra los planes evolutivos .
En el fondo, la felicidad se reduce a elegir entre el malestar de hacerte consciente de tus aflicciones mentales y el de ser gobernado por ellas.
El sufrimiento mental o físico inevitable son el primer dardo de la existencia. Si estás vivo y amas, algún dardo te alcanzará. Los primeros dardos son desagradables, desde luego. Pero les añadimos nuestras reacciones. Estas reacciones son los segundos dardos.
De modo muy parecido a como tu cuerpo se hace con lo que comes, tu mente se construye con las experiencias que tienes. El flujo de las experiencias esculpe gradualmente tu mente pero la mayor parte del moldeado de tu mente es inconsciente .
Tu mente da prioridad a buscar, grabar, almacenar, recordar y reaccionar a las experiencias desagradables y en consecuencia, la pila de los recuerdos negativos crece más deprisa que la de los recuerdos positivos, aunque las experiencias positivas sean muchas más que las negativas. El remedio no es suprimir las experiencias negativas; cuando las hay, las hay. Se trata de acoger las positivas, de incorporarlas de modo que se conviertan en una parte permanente de ti.
He aquí cómo hacerlo:
1. Todo el tiempo están pasando cosas buenas a nuestro alrededor, pero la mayor parte del tiempo no nos damos cuenta . Busca activamente buenas noticias, especialmente las pequeñas cosas de la vida cotidiana: Las caras de los niños, el olor de una naranja, un recuerdo de una vacación feliz, un suceso pequeño en el trabajo, etc. Sea lo que fuere lo que encuentres de positivo, aplícale atención plena consciente, ábrete a ello y deja que te afecte. El cerebro tiende a recordar lo negativo más que lo positivo para contrarrestar esto busca conscientemente las experiencias positivas y centra tu atención en ellas. Se trata de alimentar el bienestar, la satisfacción y la paz interior.
2. Disfruta de las buenas experiencias. Hazla durar quedándote en ella cinco, diez, incluso 20 segundos; no dejes que tu atención salte a otra cosa. Cuanto más tiempo permanece algo en la consciencia , mejor se graba en la memoria.
3. Reemplaza gradualmente recuerdos negativos con otros positivos, simplemente dale importancia a los aspectos positivos de tu experiencia y hazlos relativamente intensos en el primer plano de tu consciencia, mientras simultáneamente colocas el material negativo en el fondo. Como mejor se curan las experiencias dolorosas es oponiéndoles otras positivas.
No se trata de evitar las experiencias dolorosas ni de aferrarse a las positivas, porque eso sería un modo de apego y el apego lleva al sufrimiento. Se trata de encontrar un equilibrio en el que estar atento plenamente, receptivo y curioso frente a experiencias difíciles, a la vez que incorporas sensaciones y pensamientos de apoyo.
A veces la vigilancia del cerebro tiene razón de ser, pero la mayor parte del tiempo es excesiva, impulsada por las reacciones de amígdala/hipocampo a sucesos pasados que ahora no son muy probables. La ansiedad resultante es innecesaria y desagradable y lleva a tu cerebro y cuerpo a sobrerreaccionar a cosas de poca importancia.
La mayoría de los miedos son exagerados. Según avanzas por la vida, tu cerebro adquiere expectativas a partir de tus experiencias, sobre todo a partir de las negativas.
4 .Da a tu cerebro la seguridad que necesita . Busca un refugio mental para sentirte seguro. Los refugios pueden ser personas, lugares, recuerdos, ideas e ideales,
Hoy, como adulto, tu refugio podría ser un lugar o actividad particular como un templo, un paseo tranquilo con tu perro, un baño prolongado o la compañía de tu pareja, buenos amigos o quizás un maestro, sentirte en conexión con la naturaleza ...
Tomar refugio te aparta de reactivar situaciones y preocupaciones, y luego te llena de influencias positivas. A medida que descansas cada vez más en una sensación de fondo de refugio, las neuronas van tejiendo calladamente una red de seguridad. Intenta refugiarte en una o más cosas cada día.
5. Practica el sentirse más fuerte . La fuerza tiene dos aspectos básicos: energía y determinación. Inspira y céntrate en ti mismo. Sé consciente de los pensamientos que pasan por tu mente sin necesitar seguirlos. Siente la fuerza de la consciencia, siempre clara y duradera, sin importar lo que pase por ella. Ahora siente la vitalidad de tu cuerpo. Siente cómo tu respiración tiene una fuerza propia. Siente tus músculos, tu capacidad para moverte en cualquier dirección. . Date cuenta de lo bien que se siente uno sintiéndose fuerte.
6. Practica la ecuanimidad, Los viejos circuitos del cerebro te empujan continuamente a reaccionar de un modo u otro y la ecuanimidad es lo que corta ese impulso. La ecuanimidad rompe la cadena del sufrimiento quitando las preferencias y neutralizando tus reacciones negativas ante ellas.
Relájate. Emplea unos minutos en fijar tu mente centrándote en la sensación de relajación. Observa un distanciamiento creciente, ni buscas placer ni huyes del dolor.Deja que tu mente esté cada vez más firme, tranquila y serena .Date cuenta de cómo los pensamientos y emociones agradables, desagradables y neutros van y vienen. No te identifiques ni reacciones ante ellos. Cambian constantemente y no son una base fiable para la felicidad.
En lo agradable no hay más que lo agradable, sin reacciones añadidas. En lo desagradable no hay más que lo desagradable, sin reacciones añadidas. En lo indiferente no hay más que lo indiferente, sin reacciones añadidas. Esta es la mente sin preferencias. Descansa en la consciencia, libre de reacciones. Permanece en la ecuanimidad. Respiración tras respiración. tranquilamente. Asiéntate en capas de ecuanimidad cada vez más profundas. Siente una libertad sublime, satisfacción y paz.
Cuando eres ecuánime no te aferras a las experiencias agradables ni huyes de las desagradables. simplemente no respondes a ellas. Para el cerebro esta es una conducta muy inusual, porque por evolución está diseñado para responder especialmente a los sentimientos agradables y desagradables.
La ecuanimidad significa también ser consciente del flujo de lo que pasa sin permitir que nada en él te enganche. Si puedes estar junto a lo agradable sin perseguirlo, junto a lo desagradable sin rehuirlo y con lo indiferente sin ignorarlo, entonces habrás cortado la cadena del sufrimiento, al menos por un tiempo.
Mira también cómo las experiencias dolorosas son pasajeras y menos terribles de lo temido. Ni el placer ni el dolor merecen que los reclames para ti, ni que te identifiques con ellos. Además, piensa en cómo cada suceso está determinado por un sinnúmero de factores que lo precedieron, o sea que las cosas podrían ser de cualquier otro modo. Esto no es fatalismo ni desesperación: Puedes hacer algo por que el futuro sea diferente. Pero incluso entonces, recuerda que la mayoría de los factores que forman el futuro están fuera de tus manos. Los estímulos que evocan emociones agradables o desagradables agitan más actividad mental que los neutros, porque hay más sobre lo que pensar y a lo que responder. Como tu mente no permanece enganchada con los estímulos neutros de modo natural, tienes que hacer un esfuerzo consciente para mantener la atención en ellos. Sensibilizándote hacia los aspectos neutrales de la experiencia, tu mente estará más cómoda quedándose con ellos, y menos inclinada a buscar recompensas o amenazas.
La ecuanimidad lleva a la tranquilidad. La tranquilidad implica no actuar a partir de las emociones. Reserva un tiempo de cada día, aunque solo sea de un minuto, para abandonar las preferencias en favor o en contra de algo. Luego ve extendiendo esta práctica cada vez a partes mayores de cada día. Tus acciones serán guiadas cada vez más por tus valores y no por los deseos que son reacciones a las emociones positivas o negativas.
La ecuanimidad significa no reaccionar a tus reacciones, sean las que fueren. La ecuanimidad no es frialdad ni indiferencia ni apatía. Estás presente en el mundo, pero sin que te disguste.
Cualquier cosa por debajo de una perspectiva contemplativa de la vida es un programa casi seguro de infelicidad.
5 .Cuidado con los lobos interiores. Cada uno de nosotros tiene dos lobos en el corazón uno de amor y otro de odio . Todo depende de a cuál demos de comer cada día.
Recuerda que si pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, encontraríamos en la vida de cada uno penas y sufrimiento suficientes para desarmar cualquier hostilidad.
Vive según tu bondad interior y no importa lo que hagan los demás su conducta no te controla a ti y por otro lado quédate dentro de unos límites «Di solo lo que tiene buena intención, lo que es verdadero, beneficioso, adecuado al momento, expresado sin aspereza ni malicia e, idealmente, lo deseable». Perdonar no significa cambiar de opinión sobre lo que se ha hecho mal. Significa librarse de la carga emocional de haber sido maltratado. Normalmente, el mayor beneficiario de tu perdón eres tú.
6. Abandona el ego. La subjetividad no es más que un modo de estructurar la experiencia, uno se siente el centro del universo y los demás giran alrededor, cuando sucede algo que no me gusta es catastrófico, cuando no obtengo lo que quiero es un horror...
El yo cambia continuamente. Diferentes partes del yo ocupan sucesivamente el centro del escenario, cediendo luego a otras su posición. El yo depende de las circunstancias .Qué partes del yo se encuentren presentes en cada momento depende de muchos factores, como la herencia genética, la historia personal, el temperamento y las situaciones. El yo depende especialmente de las emociones que siente. Si son neutras, el yo tiende a desvanecerse al fondo de la escena. Pero en cuanto aparece algo agradable o desagradable surge el deseo o la repulsión.
El yo en realidad es un personaje de ficción.
Una de las maneras en que crece el yo es mediante la identificación con cosas. Por desgracia, cuando te identificas con algo conviertes su destino en el tuyo. Cuando te tomas las cosas personalmente, te identificas con algo o tratas de poseer cosas que inevitablemente acaban, o cuando te separas de todas las cosas, sufres. Pero cuando relajas la sensación de yo y fluyes con la vida, te sientes feliz y satisfecho.
El yo en realidad es un personaje de ficción.
Una de las maneras en que crece el yo es mediante la identificación con cosas. Por desgracia, cuando te identificas con algo conviertes su destino en el tuyo. Cuando te tomas las cosas personalmente, te identificas con algo o tratas de poseer cosas que inevitablemente acaban, o cuando te separas de todas las cosas, sufres. Pero cuando relajas la sensación de yo y fluyes con la vida, te sientes feliz y satisfecho.
Rick Hanson
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