CURA INSTANTANEA DE REALIDAD


Desde nuestro nacimiento estamos sujetos a enfermedades, accidentes y heridas. Incluso si escapamos de las más serias adversidades hay una que no podemos evitar: La muerte.
 Cada instante estamos más cerca de lo inevitable. Por otro lado hay calamidades, dificultades y crisis...

Todos los peligros que nos acechan tienen el rasgo común de la incertidumbre, en cualquier momento nuestra vida puede hacerse pedazos.

La mayoría de las personas viven en una silenciosa desesperación y sólo porque no sucede lo que ellos esperaban y si alguna vez lo consiguieran, temen perderlo.
Si vives mucho tiempo serás testigo de la muerte de tus amigos y seres queridos, del deterioro de tu cuerpo, de la perdida de fuerza física, la belleza y la disminución de tus capacidades mentales y sólo te quedarán un puñado de recuerdos y un cuerpo lleno de dolor y sufrimientos.
A menos que entrenes tu mente, la destrucción inevitable de todo lo que has amado y por lo que has trabajado, hará desdichados y solitarios tu últimos días de vida sobre la Tierra.

Si miramos en nuestro interior sentimos la inestabilidad de nuestras dependencias,la transitoriedad de todo y nuestra vulnerabilidad al cambio. A menudo nuestros miedos son confirmados porque el mundo ocasiona enfermedades y pérdidas. Los sucesos son independientes de nuestra voluntad y cuando el curso de los acontecimientos entra en conflicto con nuestros deseos el resultado es el dolor y la insatisfacción.
Si el conflicto es pequeño experimentamos pena o enfado, si es grande, angustia o desesperación.

 La mayor parte de los conflictos internos se dan porque nos obsesionados en exceso, nos quedamos atascados en las emociones negativas, nos enredamos en las particularidades de las situaciones, no viendolas desde un punto de vista más amplio. En cualquier caso a partir de la división entre  tus deseos por un lado y la realidad por  el otro se produce una desarmonía fundamental cuyo resultado es el sufrimiento.
 
El hombre sufre fundamentalmente porque se está engañando a sí mismo.

Actuamos a partir de un estructura mental hecha de expectativas, proyecciones y demandas. Esperamos que la realidad se someta a nuestros deseos y cuando eso no sucede, nos encontramos con el dolor y la decepción nacidos del conflicto entre expectativas y realidad.
A mayor expectativas, mayor malestar. Todos albergamos ciertas expectativas sobre nosotros, sobre los demás y sobre el mundo.

 Lo mejor es no tener expectativas ya que esto nos permite sacar el máximo partido de cualquier circunstancia y no solo de las circunstancias que se ajustan a lo que nosotros pensamos que debería ocurrir. A menor cantidad de expectativas, mayor influencia global sobre lo que está pasando. Abandonar las expectativas significa no dar nada por sentado, las cosas no tienen que ser como yo quiero, el comportamiento de los demás está fuera de nuestro control. 

No permitas que el problema de los otros pase a ser tuyo.
Dado que no podemos alterar la naturaleza del mundo para que se armonice con nuestros deseos la única alternativa es cambiar nosotros mediante el abandono del apego ( sin lo que no puedes ser feliz) y la aversion ( lo que te impide ser feliz).
Hemos de renunciar a nuestro aferramiento, aprender a contemplar el flujo de los acontecimientos con ecuanimidad, libres de la oscilación entre alegría y sufrimiento. La mente ecuánime más allá del juego de los opuestos ( placer-dolor, ansiedad-calma, alegría-tristeza, etc) es la forma  más elevada de  seguridad y protección.

El objetivo apropiado de los seres humanos es cultivar los aspectos positivos de todos los estados mentales
Ya que no podemos protegernos de la adversidad lo único que podemos hacer es no dar una respuesta de ansiedad, tristeza, frustración o desesperación ante las circunstancias.
 Uno no puede cambiar las circunstancias pero sí puede cambiar la manera en las que las interpreta.
La manera de interpretar las circunstancias es precisamente tu filosofía de vida.

La ley de la impermanencia es implacable, cualquier cosa que surge debe necesariamente cesar a causa de la transitoriedad de todo. Todo cuanto hay en la faz de la tierra tiene un fin, sólo es cuestión de tiempo. Todo está sujeto a cambio y a extinción, por ello todo en lo que nos apoyemos para nuestra comodidad y disfrute es en realidad una forma oculta de sufrimiento.
La cuestión no es si vas a sufrir o no, la cuestión es ¿ Qué vas hacer con tu sufrimiento? 
Para mitigar el sufrimiento hemos de estar dispuestos a asumir nuestro grado de responsabilidad en él. El sufrimiento es un estado de ánimo y un estado de ánimo es algo que se puede cambiar.

Las circunstancias externas no son las que llevan al sufrimiento, el sufrimiento es generado y permitido por una mente fuera de control, piensa por ejemplo que cuando te enfadas es porque se frustran tus deseos.También pregúntate qué conflicto interno sale al exterior cada vez que entras en conflicto con los demás.

La próxima vez que te enfades busca en tu mente un observador que observe el enfado, con ello no te dejarás atrapar por los pensamientos de enfado y tu mente no será arrastrada por ellos.
No sobrevalores nada que pudieses perder ya que de lo contrario perderás tu poder .Sin domesticar la mente no se puede ser feliz, ese es el camino.

Siempre pensamos que seremos felices cuando las circunstancias sean cómodas y la gente nos trate bien. No es así. Si la vida transcurre con demasiada suavidad te vuelves débil. Las circunstancias negativas te ayudan a desarrollar fuerza interior y coraje para afrontarlas sin derrumbarte emocionalmente.
Las personas que tenemos cerca si son negativas y no podemos evitarlas también pueden ser beneficiosas ya que gracias a ellas podremos practicar la paciencia y la tolerancia, solo cuando te relacionas con ellas puedes desarrollar fuerza y valor.

Disfruta en los momentos fáciles y usa los momentos dificiles para aprender y mejorar. El verdadero fracaso es el desánimo ya que significa que has perdido una gran oportunidad para crecer.

Hay momentos en los que las circunstancias nos ponen seriamente a prueba, estas situaciones de malestar intenso ofrecen también las mejores oportunidades para efectuar avances espectaculares en el crecimiento personal. Estos momentos son más relevantes por la verdad que descubren, nos dicen lo bien o mal preparados que estamos para desenvolvernos en la vida. La preparación no es otra cosa que nuestra filosofía de vida.
Los períodos difíciles te permiten acercarte más a la realidad, a deshacerte de superficialidades. En los momentos de crisis la mayoría de las cosas pierden importancia y hay que volverse más práctico.

Si sabes que una situación o una persona va a producirte sufrimiento, evítalos pero si no puedes deberías verlo no como una carga sino como algo que puede ayudarte. Defiéndete de quien quiera perjudicarte pero trata de mantener la calma interior.
Piensa que esa persona no tiene la mente entrenada y del mismo modo que no nos enfadamos con el fuego al quemarnos no deberíamos enfadarnos con una persona que está expresando su propia naturaleza.

En cierta medida adversidades y enemigos son necesarios para nuestro desarrollo personal. Agradece a cualquier situación o persona que te de la posibilidad de mejorar.

El peor sufrimiento de todos es cuando tenemos la mente fuera de control.

Para conservar la calma la idea de impermanencia te será útil  al comprender que la verdadera naturaleza de las cosas es la desintegración.
 Independientemente del tiempo que vivamos, que no será mas de cien años, tu vida acabará desintegrándose. Considerando esto cuando se produzcan los inevitables cambios no te abrumarás.

Un ser humano es parte de un todo que llamamos Universo, una parte limitada en el espacio y el tiempo, que se experimenta a sí mismo y a sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto, una suerte de ilusión óptica de la consciencia.

Recuerda que frente aquello que no dominamos al menos nos queda el recurso de ser dueños de nosotros mismos (de nuestra mente).
 
Ante una situación negativa busca la parte positiva que tenga. Para sentirte bien en la vida tienes que aprender a considerar nuevas opciones y ten en cuenta que nada ni nadie tiene sobre nosotros más poder del que le hayamos dado...

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