ESTETICA ZEN



La decoración zen es algo más que una  simple moda. 
La estética tradicional japonesa está impregnada de la filosofía zen. El principio básico es que todo debe estar en armonía con el entorno, todo debe ser simple pero al mismo tiempo evitar el estado natural del mismo. ¿ Hay algo más simple y hermoso pero menos natural que un jardín zen?

Para el zen nuestra tarea es transformarnos en amos de nuestros deseos y no dejar que los deseos se transformen en nuestro amo.

Es importante dominar el deseo y la obstinación y practicar la humildad     ¿ Qué otra cosa sensata y lúcida se puede hacer?

Para comprender el zen observamos la decoración y el arte japoneses tradicionales: Belleza solemne, imperfección perfecta. 

El artista debe liberarse de lo exterior, es decir, la forma y buscar lo interior, la profundidad última que otorga a la forma su sentido.


Dos conceptos de la estética zen son Wabi y Sabi

Sabi se caracteriza por la ausencia de estética obvia: La belleza incolora opuesta a la exhuberancia, la belleza de lo perecedero, la belleza de la madurez y el discernimiento, de la tranquilidad y la soledad

Wabi comprende el reconocimiento de los límites de la voluntad humana de cara al Universo, lo relativo a un individuo humano como un ser pensante entre un numero infinito de seres pensantes, la automoderación , el autocontrol y el deseo de humildad.

Wabi es una pobreza consciente, que a través de su conocimiento de ella, ya no es más pobreza, wabi es la autosuficiencia.

En el zen lo esencial es poseer un corazón que no pueda ser sacudido por las cosas exteriores, para ello el cuando se manipulan las cosas hay una total concentración en lo que se hace y esto se aplica a todas las tareas ya sea comer, limpiar o leer.

El sabor del zen es: Reverencia, armonía, pureza, tranquilidad y autocontrol respecto al ego. Deferencia hacia los otros seres. Armonía en relación con el entorno y autoajuste con él. Pureza, una limpieza interior y exterior que debe ser también comprendida en el sentido moral-estético. Es una limpieza con raíces en la llana y simple naturalidad. 

El corazón debe rodearse de toda pureza, sobra toda emoción. 

Hay una tranquilidad zen, es una tranquilidad rodeada de paz del corazón, con soledad...una tranquilidad que se experimenta y que simultáneamente reside dentro de uno.

Los deseos mundanos se extinguen, son reemplazados por la autoabsorción en la nada. Así nuestro concepto abarca la vacuidad ,KU, que es simultáneamente el silencio.

La habilidad para llevar a cabo la autotransformación completa se consigue al eliminar la codicia transformándola en caridad, la rebeldía en paciencia, la indocilidad, en contemplación interna y la ignorancia en sabiduría

Las dos palabras aplicadas a la estética zen son simplicidad y pureza. Los materiales de construcción son sencillos: Bambú, madera juncos, barro. Todos perecederos y de origen natural.

Reina la irregularidad, agregando así un mágico aroma de imperfección de origen natural.


El zen otorga una especial importancia a la asimetría pues sólo esta se encuentra libre de repetición y promueve el desarrollo creativo.

Además el sentimiento de conclusión es también prominente en un contexto simétrico y esto es justo lo que no se quiere. 

Cada repetición da también la impresión de conclusión o al menos de limitación.

En el zen, por donde uno mire, hay una lucha por la perfección pero una perfección que se detiene a un paso de la conclusión, la conclusión final es dejada para el espectador.

Hay un gran amor al Universo en su belleza multifacética pero simple. 

Lo natural, lo sencillo , lo inacabado sirve como recordatorio de lo transitorio de todas las cosas.

Lejos del mundo , esta es la atmósfera que debe ser cultivada.

El amor a la pureza, la naturaleza, la simplicidad y la tranquilidad son las cualidades locales de Japón, la plenitud del corazón que exuda bondad y benevolencia, una mente que no distingue lo alto de lo bajo sino tan solo de conocedor y no conocedor, sabio o ignorante

Los objetos en la estética zen son simples, y baratos pero de buen gusto.



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